Seguir siempre adelante
Según el padre de Schultz, uno de los primeros comentarios que hizo su hijo tras despertar de la operación fue: "Tengo que seguir con mi vida". En la primavera de 2009, Schultz se puso en pie con su primera pierna protésica. Varios meses después, se dio cuenta de que necesitaba una solución mejor: una prótesis que le permitiera volver a practicar el motociclismo. Schultz estaba convencido de que podía diseñarla él mismo.
Como deportista de motociclismo, Schultz sabía cómo debía funcionar su cuerpo para tener éxito en la pista. También conocía los mecanismos de suspensión y los diferentes componentes mecánicos de sus vehículos de carreras. Solo tenía que aplicar esos conocimientos a la creación de una nueva prótesis.
Schultz tenía un interés innato en el funcionamiento de los objetos y conocimientos de dibujo que adquirió durante el instituto. Con todo ello, además de montones de folios (y muchas más gomas de borrar), consiguió diseñar una nueva prótesis que le permitió seguir practicando su pasión. Después de seis semanas diseñando y rediseñando una solución, Schultz supo que su invento le permitiría volver a practicar el motociclismo muy pronto.
Siete meses después de su lesión, Schultz consiguió una medalla de plata en la competición de supercross Summer X Games con la prótesis que diseñó en su garaje.
La ayuda que muchos necesitaban
A partir de ese momento, Schultz empezó a apreciar el potencial de su nuevo dispositivo protésico para ayudar a más gente.
Era consciente de que muchas personas que habían sufrido amputaciones querían practicar snowboard u otras actividades, y también estaba especialmente interesado en ayudar a los veteranos de guerra. Schultz comenzó a estudiar cómo podía hacer que su prótesis fuera más versátil. A principios de 2010, fundó una empresa llamada BioDapt con el objetivo de crear prótesis para las extremidades inferiores con el mayor rendimiento del mercado para practicar actividades físicas y motociclismo.